Carnaval en Bolivia El martes de ch’alla
El martes de ch’alla fue el tributo a la Pachamama
Este ritual andino reúne a muchas familias paceñas para agradecer a la Madre Tierra y pedirle bendiciones materiales y espirituales. Pese a los cambios y las nuevas creencias, la tradición se mantiene.
“Mamita, bendice nuestro hogar, la casa, a nuestra familia y danos mucha prosperidad este año”. Con estas palabras, Mario Mercado Paz inició la ch'alla de sus bienes.
El martes de ch'alla es una costumbre muy arraigada en la ciudad de La Paz. El objetivo es agradecer a la Pachamama o Madre Tierra por todos los bienes que se tienen y además pedirle prosperidad, salud y unión en la familia.
En la mañana, abuelos, hijos, hermanos, esposos, cuñados y en sí toda la familia se reúne en una casa para decorarla con globos, serpentina, flores y fruta. Las fachadas y el interior de las viviendas lucen un arco iris de colores, que representa la alegría de las fiestas de Carnaval.
“Es el cumpleaños de la Pachamama
y hay que tratarla bien. Hay que darle todo lo que le gusta, y a ella le gusta la alegría, los colores”, explica Lourdes Chalco, vecina de Villa Victoria, en la zona del Cementerio General.
Luego de la decoración comienzan los preparativos para esperar el mediodía. En la mayor parte de los casos, las mujeres se dedican a preparar la comida. El menú varía
De una familia a otra. Sin embargo, “siempre tiene que ser chanchito –dijo Chalco– porque como es gordito representa la abundancia”. En cambio, la familia Mercado Paz prefiere un puchero como plato principal porque “es la tradición de los abuelos”. Alcohol, confites, pétalos de flores, cerveza, azúcar, nueces teñidas de dorado, frutas y cohetillos son elementos indispensables. Antes de las 12.00 cada uno de los miembros de la familia toma uno de estos elementos y se prepara para echarlo en todas las esquinas de la casa.
Según Yola Mancudo, cada producto
Tiene un significado. El alcohol se utiliza para dar de beber a la Pachamama y para que reciba las ofrendas. “Las nueces doradas representan el oro que está en sus entrañas. El brillo de las lentejuelas representa el dinero con el que queremos que nos bendiga. El oro falso –que es azúcar teñida de dorado– es el brillo de la tierra. Los confites y las frutas que le damos representan su dulzura”.
El motivo por el que se riegan las ofrendas en las esquinas se debe, según Chalco, a que son el lugar donde las cosas malas se acumulan y “por eso se le pide a la Pachamama que las aleje de nosotros”. El mismo significado tiene el ruido de los cohetillos, los cuales con su estruendo sirven para espantar a los malos espíritus.
Hay variadas creencias sobre la representación de la ch'alla que dependen de la tradición y el legado familiar.
Mancudo cuenta que sus antecesores le enseñaron que no se debe ser mezquino
Con las ofrendas. “Mi abuelo nos enseñaba que hasta antes de las 12.00 los achachilas están con la boca abierta esperando que los alimentemos y según cómo le demos, recibiremos”.
A pesar de que la tradición del ritual de la ch'alla está muy presente en nuestra sociedad, al recorrer las calles se ve que no se practica con la misma intensidad y fe que antes. Una de ellas es la crisis económica del país, que hace que los festejos se vean limitados. Otra de las razones es el crecimiento de iglesias evangélicas que no ven con buenos ojos este tipo de prácticas rituales.
Otras familias afirman, pese a todo, que se deben mantener las tradiciones del país y no permitir que desaparezcan. “Mis abuelos me enseñaron a ch'allar y a ser agradecida con los bienes que la Pachamama nos da, y esa es una tradición que debe pasar de generación en generación, por eso yo les enseño ahora a mis hijos”, concluyó Mancudo.
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