GRITOS LIBERTADIOS DE BOLIVIA


GRITOS LIBERTADIOS DE BOLIVIA

Luego de la creación de la ciudad de la Plata en 1540, una de las primeras ciudades fundadas en América, se dio lugar al primer grito libertario el 25 de mayo de 1809. Es así que tocando a rebato “las campanas de la libertad” y tras el alzamiento de la audiencia se cundió el eco libertario en las demás ciudades y el continente americano.
Son cuatro los nombres que le fueron dados a esta ciudad: Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre.
Antecedentes de la ciudad de La Plata
El territorio de Charcas estuvo, durante muchos años, sometido a los avatares de las guerras civiles entre almagristas y pizarristas y, más tarde, a los de las que libraron los encomenderos contra la Corona.
Pedro de Anzúrez, perteneciente a las huestes de Gonzalo Pizarro, después de un fallido intento por conquistar el oriente, llegó a un lugar próximo a Pacha, denominado Conchupata lo que hoy es conocido como la plaza de La Recoleta y así se fundó la ciudad de Chuquisaca.
Posteriormente se la denominó ciudad de La Plata, un nombre otorgado por el descubrimiento de yacimientos de plata en el cerro de Potosí en 1540. Esta ciudad estaba ubicada sobre dos asentamientos indígenas, Conchupata y Pajcha, al pie de los cerros Sicasica y Churuquella.
La Plata fue la segunda ciudad más importante del virreinato, en los siglos XVI y XVIII, cuando el poder sociopolítico, económico y militar estaba representado por la Real Audiencia de Charcas, la cual regía control, sobre todo el territorio del Alto Perú y los límites con Paraguay, Argentina y Perú.
En aquellos años, la Real y Pontificia Audiencia de Charcas tenía la potestad de controlar el movimiento económico y administrativo de las minas de plata en Potosí. La Plata se convirtió en un centro fundamental en la época colonial, cuando se comenzó a gestar la independencia de la República.
La protesta constante en la ciudad de La Plata contra el sometimiento de indígenas y criollos a la monarquía española, dio lugar a la idea emancipatoria de la liberación de América. Siendo la sede de la universidad más prestigiosa en su tiempo, San Francisco Xavier, se considera que fue la cuna intelectual de la liberación de América.

Causales del levantamiento
Uno de los levantamientos más tempranos se desarrolló en Chuquisaca, cuando un 24 de mayo de 1809, por la noche, el regente de la Audiencia señor José de la Iglesia, convoca en forma extraordinaria al Tribunal a su domicilio, donde se toman medidas de precaución para conservar el orden y las garantías, puesto que el pueblo representado por sus ministros y cabildantes había resuelto el gran problema de sus derechos. En la madrugada de 25 de mayo del mismo año, el padre Félix Bonet, provincial de Santo Domingo junto al capitán Santiesteban previnieron a Pizarro sobre la conspiración y acuerdos secretos que se venían gestando días atrás. García León y Pizarro ordenaron el arresto fiscal de los hermanos Manuel y Jaime Zudáñez deteniendo sólo a este último, considerado el defensor de los pobres.
A partir de este suceso, se toca a rebato en todos los campanarios y sobretodo la campana del templo de San Francisco, motivo por el cual ahora se la denomina “Campana de la Libertad”. Es así, que con esta alarma el pueblo afluyó a la plaza principal a reclamar la libertad de Zudáñez. Tras la liberación del defensor de los pobres, el pueblo lo llevó en hombros, pero la indignación frente a la injusticia y a la victimación de varias personas perduraba en el pueblo y en los patriotas que a partir de este momento iniciaron su euforia independentista y este grito libertario encontró sus ecos en el resto de las ciudades además de regiones donde se sostuvieron encuentros y alzamientos más determinantes que en Chuquisaca.
Cerca de las 3:00 de la madrugada del 26 de mayo, Pizarro rindió las armas, se dio por preso y se anunció que el Tribunal de la Real Audiencia se hacía cargo del mando de Gobierno de Charcas. Tras este grito libertario, este departamento histórico y actual capital de nuestro país, cambió varias veces de nombre, en el periodo prehispánico se llamó Charcas, en el periodo virreinal se denominó La Plata, en la etapa emancipadora recibió el título de Chuquisaca, mientras que en la era republicana pasó a denominarse Sucre.
Precisamente en honor al Mariscal de Ayacucho es que la ciudad pasó a llamarse Sucre durante los años correspondientes a la fundación de la República, nombre que hasta ahora permanece.

Universidad San Francisco Xavier
Fue fundada el 27 de marzo de 1624, por el sacerdote jesuita Juan Frías de Herrán. Su primer rector fue el padre Luis de Santillán. Desde su creación, tuvo una notable influencia en el territorio del Alto Perú y en toda la región de Sudamérica. En 1775, fue fortalecida con la creación de la Academia Carolina dedicada a la práctica del Derecho.
Esta Universidad se convirtió en una de las más famosas del Nuevo Mundo, y es imposible negar su gran relevancia e importancia en la historia sudamericana. El claustro de la Universidad tuvo un papel destacado en los hechos de la Revolución de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809. Desempeñó un papel destacado en la independencia de las colonias americanas del Imperio Español, educando a muchos de los patriotas que formaron los primeros gobiernos independientes del Cono Sur. Según el historiador Clément Thibaud, la Academia Carolina de Charcas fue una escuela de dirigentes para la independencia, ya que en su tiempo era la única institución de estudios jurídicos de importancia en todo el Río de la Plata y del Virreinato del Alto Perú.
Por lo tanto, fue formadora de las mentes emancipadoras de toda América del Sur. Produjo una cantidad de hombres distinguidos, como Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, José Ignacio Gorriti, José Mariano Serrano y Juan José Castelli, militantes de primera línea en la revolución argentina; Bernardo Monteagudo, ideólogo y combatiente revolucionario en Charcas, Argentina, Chile y Perú; Manuel Rodríguez de Quiroga, protagonista de la independencia del Ecuador; Mariano Alejo Álvarez, precursor de la revolución peruana y Jaime de Zudáñez, líder incuestionable en Charcas, redactor de las constituciones de Chile, Argentina y Uruguay y primer presidente de la Corte Suprema de Justicia de Uruguay.
Primer Grito Libertario en Bolivia puso fin a la dominación colonial

Palacio de Gobierno en Sucre, actual sede de la Gobernación
El Primer Grito Libertario del 25 de mayo de 1809, fue uno de los hechos más importantes para Bolivia y América Latina porque un grupo de patriotas decidió poner fin a más de tres siglos de opresión y dominación colonial, acto que fue preámbulo de los gritos libertarios en varios otros países a partir de 1810. 

Este hecho surgió a raíz de algunas noticias, que llegaban a esta parte del continente donde daban a conocer sobre la invasión y traición de las tropas francesas dirigidas por Napoleón Bonaparte contra España con el pretexto de llegar hasta Portugal.

Las noticias que circulaban a nivel de nuestro continente preocupó a las autoridades americanas, que en muchos casos no sabían cómo reaccionar, si apoyar al Rey de España o apoyar al nuevo Rey Francés, o luchar contra los invasores franceses.

De esta forma llegaron noticias hasta la Audiencia de Charcas de que Carlota Joaquina hermana de Fernando VII y que pertenecía a la monarquía portuguesa, tenía la intención de ingresar a nuestro territorio para gobernar en representación de su familia hasta que ellos fueran liberados.

A raíz de este tipo de comentarios y noticias surgió la preocupación de la población que provocó que el 24 de mayo de 1809 el regente de la Audiencia de Charcas José de la Iglesia, convoque en forma extraordinaria al Tribunal a una reunión en su domicilio donde se debería tomar medidas de precaución para que se respeten sus derechos. 

El 25 de mayo, el padre Félix Bonet, provincial de Santo Domingo junto al capitán Santiesteban previno de esta reunión al presidente de la Audiencia de Charcas, Ramón García Pizarro sobre la conspiración y acuerdos secretos que se gestaban, para evitar la posibilidad de ser gobernados por extranjeros.

Teniendo conocimiento de estos hechos Pizarro emitió mandamientos de prisión, contra varias personas deteniéndose a Jaime Zudáñez, uno de los defensores de los pobres.

Por ese motivo se tocaron los campanarios y esencialmente la del Templo de San Francisco que fue denominada la Campana de la Libertad convocando al pueblo para reunirse en la plaza principal para reclamar la libertad de Zudáñez que provocó el enfrentamiento entre gobernantes y el pueblo.

Mientras tanto los alzados habían reunido una apreciable cantidad de pobladores que esperaban el resultado de las negociaciones que emprendió el arzobispo a solicitud de los oidores Ramírez de Loredo y Vásquez de Ballesteros ante el presidente Pizarro, para que éste pusiera en libertad a Zudáñez.

Lamentablemente como la gestión demoraba, ingresó a palacio una delegación compuesta por el teniente coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, el alcalde provincial Paredes y el Padre Polanco, quienes manifestaron a Pizarro que para mantener el orden debía ordenarse que se replegara la artillería mandada a ocupar posición, y que todas las piezas se pusieran a buen recaudo en el edificio del Ayuntamiento.

Pizarro, mientras tanto había llamado en su ayuda al Gobernador Intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, consideró que la situación se le iba de las manos al no poder dominar el tumulto y, como no tenía noticias de Sanz, cedió a las exigencias de los complotados; mas al verificarse lo allí pactado, los oficiales leales se negaron a entregar las armas, y la guardia que acompañaba a Pizarro abrió el fuego sobre la multitud.

Este atentado provocó algunas víctimas y enardecidos se apoderaron de las piezas de artillería y las emplazaron en las esquinas aledañas al palacio presidencial, en tanto que otros revoltosos se apropiaron de la pólvora y munición guardada por las autoridades.

El fuego entablado por ambas partes, cesó al conocer que Pizarro había dimitido y la renuncia se hizo efectiva ya entrada la noche, siendo aceptada de inmediato, asumiendo de esta manera el mando político militar la Audiencia de Charcas, quienes nombraron como comandante general y gobernador de armas de la provincia de Charcas a Álvarez de Arenales, quién restableció el orden público para preparar la defensa de la ciudad, amenazada por la actitud del gobernador de Potosí.

De esta manera el nuevo general y gobernador reorganizó las milicias de 

Chuquisaca y Yamparaez, formando nueve compañías de infantería denominándolas según el oficio que practicaban los individuos que peleaban por la causa de la independencia.

La compañía de infantería comandada por Joaquín Lemoyne; la segunda compañía fue denominada académicos dirigida por el Doctor Manuel Zudáñez; la Tercera compañía fue denominada de plateros por Juan Manuel Lemoyne; la cuarta compañía se designada con el nombre de tejedores a cargo del capitán Pedro Carbajal.

De la misma forma se designó a la Quinta compañía con el nombre de sastres a cargo de Toribio Salinas, la sexta compañía de sombrereros presididos por Manuel de Entrambasaguas, la Séptima Compañía fue la de los zapateros a cargo de Miguel Monteagudo, la Octava Compañía de pintores dirigida por Diego Ruiz, y la Novena constituida por personas de varios gremios dirigida por Manuel Corcuera.

El levantamiento tuvo el apoyo del pueblo a pesar de haber sido gestado por religiosos y estudiantes, lo que obligó a renunciar a Pizarro 

Entre los líderes de la sublevación según algunos escritores se encontraban Paredes, Lemoine, Fernández, Mercado Alzérraca, Pulido, los hermanos Zudáñez y otros magistrados y estudiantes.

Mientras Arenales organizaba la defensa siguió organizando la defensa colaborado por ciudadanos y notables caudillos altoperuanos, don Manuel Ascencio Padilla, alcalde pedáneo de la doctrina de Moromoro, a cargo de las tropas que pudo reunir en las regiones de Tomina y Chayanta, atacó al cacique Chairiri, considerado por su crueldad y lo tomó prisionero; los indios partidarios de la revolución lo degollaron y clavaron su cabeza en una pica.

De esta manera Bolivia, dio directrices para emprender la liberación de los pueblos del yugo español y lograr la libertad evitando ser manejados por extranjeros y gobiernos autoritarios y dictatoriales.

PERSONAJES QUIENES PARTICIPARON EN EL GRITO LIBERTARIO
Tupac Katari, un hombre con indómito carácter
A los 30 años, Julián Apaza, Tupac Katari, era un hombre curtido por una vida de vicisitudes. Vivió en circunstancias difíciles: las de un pobre comunario asentado en un ayllu rural del altiplano. Una presumible poliomielitis lo había dejado con las piernas retorcidas. Esta aparente debilidad no le impedía desarrollar una energía sólo comparable con su indómito carácter. Desde joven se sentía, y así lo demostraba, autosuficiente. Conoció de cerca el trabajo laborioso y esclavizante de las minas y, por supuesto, el poder económico que conllevaba la industria minera colonial.
Trashumante en actividades comerciales, recorrió palmo a palmo las provincias del altiplano. Tompson añade que “estaba acostumbrado a tratos bruscos con los otros indios, cholos y mestizos que llevaban sus caravanas de llamas o recuas de mulas por las mismas rutas, y a través de sus encuentros escuchó historias acerca de los lugares más distantes del reino”. En sus viajes conoció sobre la vida de la gente que residía en el altiplano y en los valles interandinos. Adquirió con el tiempo y sus relaciones comerciales un amplio conocimiento de los modos de dominación colonial cotidianos y sutiles, así como de los sufrimientos comunes de los indios, sus miedos y resentimientos, y su aspiración a liberarse del pesado yugo.
Jaime Zudáñez, el principal exportador
Puede afirmarse que la detención de Jaime Zudáñez fue la chispa de la chispa. Es decir: convocó a la insurrección y ésta al proceso emancipador. El protagonista más destacado nació en La Plata en 1772 y falleció en Montevideo en 1832. Su perfil es la del revolucionario, legislador y magistrado. Se le atribuye a Zudáñez la redacción del llamado “Catecismo Político Cristiano”, un panfleto que señala el rumbo de la emancipación chilena.
José Bernardo, Monteagudo Cáceres
Uno de los “doctores” de Charcas. Salido de la Universidad de San Francisco Xavier de la Facultad de Leyes. Recibió el título de abogado en 1808. Dicen que Monteagudo era un criollo español al que se lo conocía por el apodo de “El Mulato”. Su radicalismo lo alejó a la retaguardia del movimiento primigenio.
Mamuel Zudáñez de La Torre
Otro de los ilustres charquinos que, junto a su hermano Jaime, estuvo en la línea de fuego en el movimiento emancipador, destacándose antes en la publicación de pasquines con ideas libertarias. Miembro activo de las llamadas juntas clandestinas y también uno de los principales opositores al “carlotismo” que se endilgaba a Goyoneche. Fue protagonista del levantamiento del 25 de mayo de 1809. Murió en la cárcel.
José Joaquín de Lemoine
Nació en La Plata en 1776 y murió en la misma ciudad en 1856. Tuvo un papel destacado en la revolución del 25 de mayo. Su actuación le ocasionó el destierro a Puno durante la presidencia del Gral. Nieto. Un espíritu inquieto como él, se unió a los ejércitos argentinos y combatió en las batallas de Tucumán, Salta, Sipe Sipe y la guerrilla de Güemes. Retornó a la nueva república.
Mariano Michel Mercado
Fue uno de los emisarios del levantamiento del 25 de mayo de 1809. La Audiencia gobernadora lo envió primero a Cochabamba y luego a La Paz, donde llegó el 11 de julio para informar sobre los antecedentes y el carácter de los hechos acaecidos en Chuquisaca. El diccionario histórico de Barnadas sostiene que, así como por investigaciones, se valora el rol que jugó Mariano Mercado.
Fernando VII
Puede afirmarse que bajo su reinado España perdió la mayor parte de sus colonias en América, a partir de 1824. En realidad, no fueron tiempos fáciles los que le tocó a este rey: la invasión napoléonica que desató la Guerra de la Independencia de España, los levantamientos libertarios de América, la restauración de la monarquía absolutista, la cesión de La Florida a los EEUU.
José Manuel Goyeneche
Este militar nacido en Arequipa se hizo famoso porque fue portador de las pretensiones de la Infanta Carlota para detentar el control de las colonias. La Junta de Sevilla lo envió a América para que informe sobre la situación de las autoridades del Virreinato del Río de La Plata. Cuando llegó a La Plata, la Audiencia, la Universidad de San Francisco Xavier y el Cabildo rechazaron las intenciones de la princesa Carlota Joaquina. Goyoneche reprimió a los insurgentes y combatió sin tregua.
Teresa Bustos Lemoine
A semejanza de Juana Azurduy (que combatió junto a su esposo durante la Guerra de la Independencia), Teresa Bustos es una de las mujeres de la revolución del 25 de mayo y una de las adherentes más entusiastas a la causa junto a José Joaquín de Lemoine. En la jornada del levantamiento estuvo entre las personas que tocó a rebato las campanas en el templo de San Francisco.
Francisco Ríos (El Quitacapas)
El Quitacapas fue uno de los cabecillas del levantamiento. Liberó a los presos y recibió 4.000 pesos del arzobispo Moxó para repartirlos entre los sublevados. Su huella se pierde después de actuaciones pasajeras en varias movilizaciones surgidas desde el 25 de mayo. Se subió al carro de la insurrección, su arrojo no tuvo límites.
Juan Antonio Álvarez de Arenales
Fue el héroe militar del levantamiento del 25 de mayo de 1809. Forjador de la independencia de Charcas con el II Ejército Argentino y la guerra de las republiquetas. Brigadier Gral. del Ejército Argentino, Mariscal de los Ejércitos de Chile y Perú por su gloriosa participación en Ejército de los Andes y en el Ejército Unido”. Su acción más relevante fue la proclamar el derecho del Alto Perú a “decidir libremente su destino”.
Los aborígenes, unas veces aliándose con los criollos para hostigar a los colonizadores y otras tomando partido en las guerras intestinas de españoles, sacudieron a los atormentados territorios del Nuevo Mundo.
* “El grito que cambió la historia. El ABC del 25 de mayo de 1809”, Biblioteca del Bicentenario. Primer grito Libertario. CAF 
www.bolivia.org.bo Carlos Mesa, “Historia de Bolivia”, textos elaborados por encargo del Instituto Nacional de Estadística. 
1997. Mesa, Carlos. “Historia de Bolivia”, Ed. Gisbert. 
1996. Baptista Gumucio, Mariano. “Historia contemporánea de Bolivia”, Ed. Fondo de Cultura Económica, México.
Biografía de Pedro Domingo Murillo
(La Paz, ?- id., 1810) Patriota boliviano que lideró la sublevación independentista de 1809. Mestizo de origen humilde, profesó en su juventud los ideales de la Ilustración y desde 1805 promovió activamente la causa de la independencia frente al dominio colonial español.
Pedro Domingo Murillo fue la figura central del alzamiento que estalló en La Paz el 9 de julio de 1809: se sublevó en nombre de Fernando VII y del pueblo y fue nombrado comandante de la plaza y presidente de la Junta de los Derechos del Rey y del Pueblo, todavía no abiertamente antiespañola, que proclamó la autonomía de Bolivia respecto del Perú y del Río de la Plata.
A pesar del pacto a que había llegado con el virrey del Perú, José Fernando Abascal, el virrey mandó un ejército al mando del general José Manuel de Goyeneche para reprimir la revuelta. Murillo trató de pactar con los realistas, quienes se negaron a negociar y derrotaron a Murillo en la batalla de Irupana, en noviembre de 1809. Murillo fue apresado, juzgado en consejo de guerra y ahorcado en La Paz en enero de 1810, junto con otros patriotas.

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